Aprende tips para mejorar la calidad de vida de quién padece dermatitis atópica
¿Tú o algún familiar podrían tener dermatitis? Realiza aquí el test de dermatitis
Aprende tips para mejorar la calidad de vida de quién padece dermatitis atópica
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La dermatitis atópica es una enfermedad común de la piel, crónica y no transmisible, que se caracteriza por piel seca, manchas rojas escamosas localizadas y picazón intensa, así como dolor en la piel.1
La presencia de esta enfermedad en la población mundial es alta, afectando hasta 20% de los niños y 10% de los adultos. Alrededor de 223 millones de personas presentaron dermatitis atópica en 2022, de las cuales aproximadamente 43 millones fueron niños de entre 1 y 4 años.1
Aunque la causa exacta no se conoce del todo, existen muchos factores desencadenantes que pueden estar implicados. Estos incluyen interacciones entre factores genéticos y ambientales, la alteración de barreras en la piel y trastornos en la inmunidad.1
La dermatitis atópica a menudo deteriora la calidad de vida y pueden presentarse efectos negativos como: trastornos del sueño por picazón y rascado, dolor en la piel, angustia, aislamiento social y tratamientos que consumen mucho tiempo.1
Además de las implicaciones que tiene la enfermedad en los niños y sus cuidadores, la dermatitis también puede afectar negativamente su desarrollo, así como su educación y trabajo. También suele ser el precursor de las alergias alimentarias, la rinitis alérgica y el asma.1
Adultos y adolescentes que padecen dermatitis atópica pueden presentar alteraciones psicológicas como ansiedad y depresión.1
El manejo de la dermatitis atópica depende de la gravedad de la enfermedad, la extensión de la superficie corporal afectada y si hay otras enfermedades presentes. El punto de partida para el tratamiento inicia con la educación sobre cómo evitar irritantes y desencadenantes, y el uso correcto de terapias humectantes asesorado por su médico.1
Estos hábitos de cuidado personal pueden ayudarte a controlar la dermatitis y a sentirte mejor:2
1. Humecta tu piel. La aplicación rutinaria de un humectante puede ayudar a la piel.
2. Aplica un paño húmedo y fresco. Esto ayuda a calmar la piel.
3. Toma un baño tibio reconfortante. Rocía el agua de la bañera con bicarbonato de sodio o avena finamente molida (avena coloidal). Remoja tu piel por cinco a diez minutos, seca con palmaditas y aplica crema hidratante mientras la piel aún está húmeda.
4. Evita frotarte y rascarte. Cubre el área con un apósito si no puedes evitar rascarte. Córtate las uñas y, por la noche, usa guantes.
5. Elige un detergente suave para la ropa. Debido a que la ropa, sábanas y toallas tocan la piel, elige productos de lavandería suaves y sin perfume.
6. Evita los productos irritantes y los alérgenos que ya conoces. Trata de identificar y eliminar del ambiente los alérgenos y otros factores que irriten tu piel. Evita las prendas ásperas y que raspen.
7. Controla tu estrés. Los factores emocionales estresantes pueden desencadenar algunos tipos de dermatitis. Considera la posibilidad de probar técnicas de manejo del estrés, como la relajación o la biorretroalimentación.
Recuerde consultar con su médico.
Referencias: